sábado, 17 de abril de 2010

CASOS BONITOS*******


-JOSÉ ROGELIO:
(en memoria de Ana, su madre)
Es un sordo profundo.
Vino al servicio de Logopedia de la Fe a los siete años, sin haber sido tratado antes y habiendo perdido unos años preciosos por culpa de un mal diagnóstico; nada extraño a finales de los años 60 y principio de los 70.
José Rogelio era un niño que no oía nada, como he indicado, pero muy inteligente y se sentía muy mal al ver a su alrededor a la gente moviendo la boca, haciendo gestos, riendo.... y él sin entender.
Eso dió lugar a un comportamiento inexplicable, por su parte, poco frecuente en los sordos; pero como por esas fechas se sabía poco de afasias, éstas se habían convertido en "un cajón de sastre" y el niño vino con la etiqueta de afásico.
Se empezó a sospechar que se trataba de una sordera al ver como me miraba los labios y probé y tuve suerte.... la primera palabra que dijo fue "humo", ¡qué alegría!".
Actualmente tiene más de 40 años, está trabajando en una fábrica textil de su ciudad; no he perdido el contacto con él, ni con su madre, (él cada vez que me ve llora).
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Eso lo escribí en el último trimestre del año 2005, para un trabajo...ahora las cosas han cambiado:
-la fábrica donde trabajaba, cerró, y él y sus compañeros pasaron al paro.
-no ha vuelto a encontrar trabajo, y es malo estar sin hacer nada; su madre me lo contaba llena de preocupación....
-madre e hijo buscaban, buscaban... .Hace tres días la llamé, con extrañeza vi que no me contestaba Ana, la persona que cogió el teléfono me anunció que Ana había muerto repentinamente el día de San José.
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Cuando os hablo de niños o pacientes, que han formado parte de mi vida, incluso cuando copio sus trabajos, sus cuadernos, o recuerdo alguna anécdota, siempre pongo un nombre ficticio, nunca aparecen con su verdadera identidad; salvo en este caso. José Rogelio y Ana son los nombres verdaderos de estas dos entrañables personas.
Al hablaros de Montse y de María, en el mes de septiembre, tampoco les cambié el nombre.
No sé por qué lo hago, tal vez porque están en un lugar donde habita la verdad y a mí no me sale del corazón hacerles este pequeño homenaje de otra manera...
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2 comentarios:

amvalencia dijo...

Qué pena me ha dado, siento mucho las dos cosas, Mª José! Los alumnos acaban formando tanto parte de nuestras vidas... que por eso es una frustración muy grande que te cambien los centros sin más. Te debo una visita... Besos

mariajosefabregat dijo...

Amparo, tengo muchas ganas de verte.
Muchas gracias, muchísimas gracias.