sábado, 28 de marzo de 2020

Me voy a refugiar en la POESÍA.

Decía San Ignacio de Loyola que "en tiempo de tempestad no hagas mudanzas" y lo recuerdo ahora porque estamos en plena tempestad y necesitamos, no hacer grandes cambios en nuestra vida, aunque eso vendrá luego, pero sí refugiarnos en algo... la poesía, rezar, escribir, hacer bolillos, hablar por teléfono...
Hablaremos junto/as de todo durante esta tempestad.


Empezaré por la POESÍA.

*
Si muero,
dejad el balcón abierto,
el niño come naranjas
(desde mi balcón lo veo)
¡Si muero,
dejad el balcón abierto!.

FEDERICO GARCÍA LORCA

**
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares, 
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza, 
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra, 

y pedantones de paño 
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben 
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina 
y va apestando la tierra.

Y en todas partes he visto 
gentes que danzan o juegan 
cuando pueden, y laboran 
sus cuatro palmos de tierra. 

Nunca, si llegan a un sitio, 
preguntan a donde llegan.
Cuando caminan, cabalgan 
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en días de fiesta. 
Donde hay vino, beben vino, 
donde no hay vino, agua fresca. 

  Son buenas gentes que viven, 
laboran, pasan y sueñan, 
y en un día como tantos 
descansan bajo la tierra.

ANTONIO MACHADO

***

¡Con una mirada de tus ojos podrías robar todo el tesoro de canciones de las arpas de los poetas, oh, hermosa mujer!.
Pero tú no prestas oídos a sus alabanzas y por eso te admiro.
Podrías humillar a tus pies las cabezas más altivas del mundo.
Pero tú escoges, para venerar, a tus preferidos, a los que la fama ignora, y por eso te venero.
Tus brazos perfectos añadirían gloria, a la magnificencia de un rey.
Pero tú los usas para quitar el polvo y hacer limpieza en tu hogar humilde, y por esto me siento lleno de respeto hacia ti.

RABINDRANATH  TAGORE

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Enamórate de un hombre de verdad;
uno que te persiga con la mirada,
como un león hambriento; 
y que, se pierda en el brillo de tus ojos, 
aún en la oscuridad. 

Enamórate de un hombre, 
para el cual tú seas la única mujer de este mundo; 
y que sea capaz de construirte un castillo, 
aunque sólo tenga un lápiz y un papel. 

PABLO NERUDA 
-esta poesía se la dedico a mi nieta-

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