jueves, 7 de mayo de 2020

LA LECTURA ES UN MODO DE VIAJAR.

I

-Dejar rastros.
-Descubrir huellas.
-Recorrer un tramo de playa que no haya pisado nadie.
-Inventar espacios.
-Hacer íntimo lo extraño.
-Confundirse con el idioma del otro.
-Dar la vuelta al mundo.
-Desordenar los cuatro puntos cardinales para que el viaje sea infinito.

II

Así, pues, viví solo, sin tener con quien hablar de verdad, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara hace seis años. Algo se había estropeado en el motor. Y como no llevaba conmigo mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar yo solo una reparación difícil. Era cuestión de vida o muerte para mí. Apenas tenía agua para ocho días.
La primera noche, pues, me dormí sobre la arena a mil millas de cualquier tierra habitada. Me encontraba mucho más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano. Podéis imaginar mi sorpresa cuando, al despuntar el día, me despertó una extraña vocecita que decía: -Por favor, dibújame un cordero...

III

Tardé mucho en comprender de dónde venía. El principito, que me hacía muchas preguntas, nunca parecía oir las mías. Unas palabras pronunciadas al azar me lo fueron revelando todo poco a poco. Por ejemplo, cuando descubrió por primera vez mi avión (no dibujaré mi avión: es un dibujo demasiado complicado para mí), me preguntó: -¿Qué es esta cosa?. -No es una cosa. Esto vuela. Es un avión. Es mi avión.
Yo estaba orgulloso de anunciarle que volaba. Entonces, exclamó: -¡Cómo! ¡Has caído del cielo!.
-Sí- dije modestamente. -¡Ah! Eso sí que tiene gracia...
Y el principito soltó una magnífica carcajada que me irritó muchísimo. Deseo que se tomen en serio mis desgracias.
Luego añadió: -¡Así que tú también vienes del cielo! ¿De qué planeta eres?...

IV

En distintos momentos de nuestra vida hacemos listas de propósitos que cumplir:
-visitar cien países a lo largo de mi vida.
-recordar los cumplidos, olvidar los insultos...
-tratar de vivir con equipaje de mano.

V

Durante cinco meses vagabundearon de un lado a otro.
Por fin, una bochornosa mañana de comienzos de verano se adentraron en un perdido macizo montañoso de oscuras rocas.
Lo estudiaron largamente con los ojos de la experiencia, con los ojos de Tuareg, vieron tres polvorientas  palmeras.
Cuenta una vieja tradición que las palmeras suelen tener la cabeza en el fuego y los pies en el agua.

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Bibliografía:
---EL AMIGO DEL DESIERTO---Pablo d´Ors- Anagrama.
---VIAJES---VV.AA.---Planeta.
---VIAJAR LIGERO---Gabriele Romagnoli- Ático de los libros.
---LOS OJOS DEL TUAREG---Alberto Vázquez Figueroa- Plaz y Janés.

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BUEN VIAJE.
bUENA LECTURA.
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