miércoles, 22 de junio de 2022

VOY A COPIAROS UN CAPÍTULO ...

...del libro de Isabel Allende "Mujeres del alma mía".

-Esta  es una época muy feliz para mi. La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como la alegría o el placer; es silenciosa, tranquila, suave, es un estado interno de bienestar que empieza por amarme a mí misma. Soy libre. No tengo que probarle nada a nadie ni ocuparme de hijos o nietos, todos son adultos autosuficientes. He cumplido, como diría mi abuelo, y he hecho más de lo esperado.

Hay gentes con planes para el futuro, que incluso piensa en una carrera, pero tal como dije antes, no ha sido mi caso. El único propósito que tuve desde chica fue mantenerme sola y lo he logrado, pero el resto de mi camino lo he hecho a tientas. Según John Lennon: "Vida es lo que sucede cuando uno está ocupado haciendo otros planes". Es decir, la vida se hace caminando sin mapa y no hay forma de volver atrás. No tuve control sobre los grandes acontecimientos que determinaron mi destino o mi personalidad, como la desaparición de mi padre, el golpe militar de Chile y el exilio, la muerte de mi hija, el éxito de "La casa de los espíritus", tres hijastros drogadictos o mis dos divorcios. Se podría alegar que tuve control sobre los divorcios, pero el éxito de la relación matrimonial depende de los dos participantes.

Mi vejez es un regalo precioso. El cerebro todavía me funciona. Me gusta mi cerebro. Me siento más liviana. Me he liberado de la inseguridad, de deseos irracionales, complejos inútiles y otros pecados capitales que no valen la pena. Voy dejando ir, voy soltando... Debí hacerlo antes.

La gente viene y se va, incluso los miembros más cercanos de la familia se dispersan. De nada sirve aferrarse a alguien o a algo, porque todo en el universo tiende a la separación, al desorden y la entropía, no a la cohesión. He optado por una vida simple, con menos cosas materiales y más tiempo ocioso, menos preocupaciones y más diversión, menos compromisos sociales y más amistad verdadera, menos bochinche y más silencio.

No sé si hubiera logrado todo lo dicho anteriormente si mis libros no tuvieran éxito, lo que me salva de la inestabilidad económica que aflige a la inmensa mayoría de los viejos. Gozo de libertad porque cuento con los recursos necesarios para vivir como deseo. Eso es un privilegio.

Cada mañana al despertar, después de saludar a Paula, a Panchita y a otros espíritus presentes, cuando la habitación todavía está oscura y en silencio, llamo de vuelta a mi alma, que todavía anda suelta en el ámbito de los sueños, y doy gracias por lo que tengo, especialmente el amor, la salud y la escritura. Y también agradezco la vida plena y apasionada que he tenido y seguiré teniendo. No estoy lista para pasar mi antorcha y .espero no estarlo nunca. Quiero encender las antorchas de nuestras hijas y nietas con la mía. Ellas tendrán que vivir por nosotras, como nosotras vivimos por nuestras madres y continuar la labor que nosotras no alcanzamos a terminar.

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 Voy a guardar el libro en la maleta, me gustaría que lo leyera mi amiga Socorro. A ver si la puedo ver este verano.


Adiós. Que no paséis calor.

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