"Qué lastima que una palabra tan sonora como: ARANCEL que rima con MIEL, PINCEL o DONCEL y podría haberse asociado a los santos arcángeles GABRIEL, MIGUEL o RAFAEL, se haya juntado con malas compañías -tributo, gravamen, tasa y porcentaje- y, en caída libre, se haya convertido en pareja de hecho de Trump, con permiso de Melania. Dándole vueltas al tema, me parece que más allá de los coches, el aceite o el vino, hay otros aranceles que no nos vienen impuestos desde fuera, sino que nos los autogestionamos nosotros solos y caminamos bajo su peso con el espinazo doblado como los israelitas en Egipto. Ahí están, por ejemplo, esa consignas tan extendidas-da la talla, mantén el tipo, no te muestres frágil, controla tu relato, note salgas del redil de lo guay- que se nos pegan como hongos parasitarios , exigen costosos esfuerzos de mantenimiento y nos hacen llegar exhaustos al final del día. Otras tasas fastidiosas son las sentencias tipo-cualquier dependencia es nefasta, la autonomía es...