-como casi todos los cuentos de Navidad...es muy triste, ¿por qué será así?; pienso que las Navidades son tristes, te acuerdas de las personas que han dejado su silla vacía para siempre, de lo que podías haber hecho y no hiciste; de lo que podías haber dicho y de lo que podías haber callado- * Pero vayamos con el cuento: La noche de Navidad, Vanka Zhúkov no se fue a dormir. Era un chico de nueve años, al que hacía tres meses habían enviado de aprendiz con el zapatero Aliajin. Cuando los amos y los zapateros se marcharon a la misa del gallo, sacó del armario de la casa un tintero y una plumilla ovalada, y se puso a escribir sobre una arrugada hoja de papel. Antes de poner la primera letra, miró varias veces con temor hacia las puertas y ventanas, observó de reojo el oscuro icono a cuyos lados se alienaban sobre unos estantes distintas hormas y suspiró entrecortadamente. El papel yacía sobre un banco y el chico se arrodilló a su lado. -"Querido abuelo, Konstantín Makár...