Ana María Matute cumplía 86 años el 26 de julio de 2011 y con las flores que rebosaban llegamos nosotros para conversar con ella. Sobre el tiempo, contra el tiempo. Había vivido una vida intensa, rota por un matrimonio malo y por el silencio al que fue sometida; en este instante seguía siendo una niña frágil de cabello débil totalmente blanco; en la estantería de su ego desdeñado estaban sus premios y éxitos, entre ellos el Cervantes , la Academia, pero ese día estaba más pendiente de las flores y de los niños (uno le vino a visitar mientras estábamos con ella, “adoro a los niños, este me quiere mucho”) que del brillo que le habían dado los libros y el tiempo. “El tiempo no existe”, me dijo cuando le pregunté por ese escultor grande, como lo llamó Marguerite Yourcenar . “Es una invención nuestra. El tiempo es una cosa inmóvil, que está ahí… El paso del tiempo nos lo pensamos nosotros, y claro, acaba envejeciéndonos”. Ella no envejeció, no quiso; murió el 25 de...