-suelo pasar de los prólogos y me doy cuenta de que si están escritos por el autor del libro son interesantes; es el caso de éste, leedlo con atención- *** "Recuerdo un luminoso sábado por la tarde en una autopista de las afueras de Redlands (California), mi ciudad natal. Tengo 5 años. Mi madre conduce nuestra furgoneta Ford Rach de color verde claro hacia San Diego. Mi madre es la secretaria de nuestro párroco, el padre Henry Keane, y en la furgoneta van cinco monjas que dan clases en el colegio Sagrado Corazón, en el que me matricularé al año siguiente. Estamos en 1957, y ninguna de las hermanas tiene carnet de conducir, y mucho menos coche. Dos de ellas van delante con mi madre, y tres están en el asiento trasero....Yo voy apretujado en el compartimiento trasero para el equipaje.... Desde mi posición privilegiada observo a las personas que van en los otros coches....se vuelven y miran con perplejidad nuestro coche verde, lleno de monjas. Entonces, caigo en la cuenta de que...