... y, antes de que lo vuelva a perder lo copio (dice mi hija que lo que escribo aquí, no se pierde nunca); veremos... "Tenía un chupa-chup, dos años y una cara redonda con una aureola de pelos rubios y lacios. Tenía muchas más cosas: una muñeca, dos hermanos. papá y mamá y unos zapatos rojos para los domingos. Pero aquella tarde su mundo tenía sólo cuatro personajes -el chupa-chup, los dos años, la cara redonda y una legión de moscas pesadas, pesadísimas... como sólo pueden estarlo en una tarde de septiembre cuando sopla el viento de poniente y hay una niña de dos años comiendo un chupa-chup-. La cara estaba llena de saliva azucarada, el chupa-chup entraba y salía de su boca y las moscas acudían a la cara con una constancia digna del mejor espartano. Sus manos de niña de dos años acuden en su ayuda, pero sólo consiguen extender más el almíbar por la cara y dar más campo de acción a los insectos -¡moscas, moscas malas!- dice una y otra vez, agitando el chupa-chup que aca...