sábado, 6 de junio de 2015

NACIMIENTO DE UN COLEGIO

Me puse una condición:
-antes de bajar el ángel de Junio, tenía que escribir un capítulo sobre el nacimiento de un colegio-

Un colegio al que le debo el brochazo último a mi formación como persona.
Sólo estuve en él 8 años, el mayor número de ellos como profesora, uno sólo como alumna, ese año fue como "un latigazo"...
Oí hablar de sus comienzos; conocí a sus fundadoras.
Y conocí aspectos de lo que debe ser un centro de enseñanza:
-la biblioteca.
-el laboratorio.
-las lecturas teatrales.
-las visitas culturales.
Todo eso se hace ahora en los colegios, pero entonces (finales de los 50, principios de los 60), parecía ciencia-ficción.
En este libro, que nos regalaron el día de su 75 aniversario, está su historia.


Pero os quiero contar lo que a mí me contaron, y lo que yo viví, desde el año 1956 hasta el año 1964. 
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La primera ubicación, en un viejo palacio de la calle Sant Bult.
Ahí estudié Magisterio.
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Lo que me contaron ("de primera mano"):
-Era el año 1939, había terminado nuestra guerra civil; habían sido tres años terribles, todo se había paralizado, todo menos las bombas, las balas, la destrucción, la muerte, las desapariciones...
Por fin terminó y aunque siguió sufriendo la gente, la vida se retomó y los estudios interrumpidos se tuvieron que reanudar.
Como siempre sólo se pensó en los chicos, los centros de enseñanza de varones hicieron adaptaciones para que los muchachos siguieran estudiando.
Pero de la chicas no se acordó oficialmente nadie, "ellas con que aprendieran a ser amas de casa ya tenían más que suficiente".
Se reunieron 6 amigas alrededor de una mesa camilla y pensaron en las jóvenes mujeres cuyos estudios también se habían paralizado, vieron la injusticia del olvido y de la diferencia...
De las reflexiones de este grupo de amigas surgió el colegio Domus.
Comenzaron con 12 alumnas, al finalizar el curso eran más de 200.
Las directoras fueron dos: María Vicent y María Aparicio, podeis ver su foto en la tapa del libro.
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Lo que viví:
-Yo era muy joven, había terminado el bachiller en el colegio de las MM. Escolapias, quería estudiar Quimicas, pero mi madre me paró, "vas a estudiar Magisterio, porque te casarás y más vale que tengas una carrera corta terminada que una larga sin acabar, si te pasa como a mí...( mi padre había muerto repentinamente hacía siete años)".
Y así fue como aterricé en Domus donde, si tenías el bachiller completo, podías estudiar Magisterio completo en un sólo año.
Fue un curso durísimo, cada trimestre un curso de la carrera. Domus era un colegio serio, no perdonaba nada.
Valió la pena, no sólo por la aceleración de los estudios, también por las personas que conocí.
Recuerdo con especial cariño a Carmen Estellés, directora de la Escuela de Magisterio de Domus...-


El colegio ocupó el edificio de una fundición que se adaptó, con acierto, para dar clase.
Aquí trabajé. 
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Cuando terminé, una de las directoras, María Vicent me ofreció quedarme con ellas. Y acepté, no sin sortear muchas dudas. Y ahora con la prespectiva que da el tiempo veo que acerté. El colegio tenía un estilo especial, avanzado para su tiempo, con un nivel cultural exptraordinario.


En este patio, donde salían al recreo mis niñas, había un jazminero y una genciana o glicinia (no sé, a ciencia cierta su nombre), es un arbusto, como el jazminero, cuyas flores son racimos de flores de color lila. Las recuerdo, me gustaban, tanto, que las he puesto iguales en mi casa de campo de Monserrat.
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Estuve hasta que me casé, también, fruto de la época, todas dejábamos el trabajo cuando nos casábamos, ¡qué lástima!, ahora no lo hubiera hecho.
Pero no debo lamentarme, mi camino profesional tomó un giro muy interesante; ya sabeis que soy logopeda y eso, por la tartamudez fisiológica de uno de mis hijos...
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Pienso que todas las cosas pasan por bien, a pesar de que cuando ocurren no nos lo parece. 
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Domus en su ubicación definitiva, en Godella.
Ahí ya no lo he conocido.
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DOMUS=HOGAR-CASA
-así me encontré yo "como en mi casa"-

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