domingo, 8 de febrero de 2015

CARAVAGGIO


Hace varios años, mi hija vivió en Roma durante un curso.
Fuimos a verla.
Aquel viaje prometía ser entrañable.
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Nos llevó a la Iglesia de San Luis de los franceses y allí me enamoré de Caravaggio.


En una Capilla lateral está este cuadro "La vocación de San Mateo".
Como sabeis San Mateo fue recaudador de impuestos, mirad su mano derecha, está encima del dinero que cuenta, y con el dedo índice de su mano izquierda se señala a si mismo.
Hay una mano dirigida hacia donde él está, como llamándole y el santo parece que pregunta "¿es a mi a quien llamas?".
Se puede "escuchar" la conversación de Jesús y de Mateo, tal es la expresividad de la pintura.

En la misma Capilla hay otros dos cuadros (éste está en la pared de la izquierda, en la de enfrente hay otro en el que se ve a San Mateo, con ropa sencilla, escribiendo su Evangelio y en el cuadro de la derecha está pintado su martirio).

Es un tema de meditación: la llamada de Jesús y la respuesta de Mateo.
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Dicen los biógrafos de Caravaggio que fue  libertino y pendenciero, que sus modelos fueron prostitutas y maleantes....a mi me da igual; pinta como los ángeles.
Sus luces iluminan la parte adecuada de cada una de sus pinturas, sus personajes tienen movimiento.
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A Roma hay que ir varias veces, siempre encuentras algo nuevo.
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Otro cuadro: "La dormición o muerte de la Virgen".


Voy a contaros la historia de esta pintura (vereis como refleja el concepto que, en su tiempo, se tenía del pintor):

Es el mayor cuadro de altar realizado por Caravaggio y uno de los más escandalosos.

Encargado para la iglesia de Santa María della Scala, los carmelitas rechazaron el cuadro por considerar que era ofensivo que María estuviera representada por una cortesana (era el fiel retrato de una mujer de vida poco decorosa cuya muerte había acaecido hacía poco tiempo y todavía era comentada...), así como por sus pies desnudos y su vientre abultado que dio pábulo al rumor de que se trataba del cadáver de una prostituta que acababa de morir ahogada.

Sin embargo el cuadro es genial,
Caravaggo establece un extraordinario movimiento visual que nos lleva al interior del cuadro.
Ved dos lineas en diagonal que evocan una cruz y que están determinadas por las manchas de luz de las cabezas de los Apóstoles que convergen hacia el cuerpo de la Virgen.
Mirad, también a María Magdalena sentada  en primer plano.
La luz, de una poderosa plasticidad, alumbra sobre todo el cuerpo de la Virgen, haciendo brillar su vestido rojo, su cara...toda su imagen.
La luz alcanza a la Magdalena y guía los ojos del espectador hasta el rostro de la Virgen muerta.

Genial, repito. Nos hace ver lo que el pintor quiere que veamos.

¡Ah!, olvidaba deciros, que este cuadro está en el museo de Louvre de París.

 
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