miércoles, 30 de marzo de 2011

ESTABA CONTENTA, PERO....


....ayer me anunciaron que José Rogelio había muerto.

Su historia os la conté el sábado 17 de abril de 2010 (si picais en "etiquetas: hipoacusias", la encontrareis con facilidad).

Una vecina me tenía informada de su salud, y aunque esperába lo que ha pasado, estoy hecha polvo:

-Señor,¿por qué pasan estas cosas?.

-¿Por qué permites el sufrimiento?.

-¿Por qué existen tantas desigualdades?.

-¿Por qué....?, ¿por qué...? (¡hay tantos por qués... en la vida!).

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Carmen, su vecina y yo nos consolamos pensando que, al menos, Ana se libró de la pena de ver morir a su hijo.

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Enterrar a un hijo es el mayor dolor del mundo y no lo digo sólo yo. Os voy a contar una anécdota:

-Hace más de 20 años fuimos a Suiza; al llegar a Berna, estuvimos visitando la Catedral, como lo habíamos hecho en otras ciudades.

La guía nos contó que los berneses habían sido muy fanáticos y cuando aceptaron la Reforma de Lutero, así como en otros lugares las imágenes de los Santos se habían conservado en museos, allí las habían roto.

Mirando alrededor vi en un altar lateral una escultura que parecía una Piedad y se lo indiqué a la guía, ella me contestó que eso, para los berneses, no era una Piedad, me dijo:

"La guerra contra Napoleón (la última en la que participaron los suizos), fue una guerra muy cruel, muy sangrienta, hubo muchos jóvenes muertos... ; cuando terminó encargaron a un escultor una obra que fuera un homenaje al "mayor dolor humano" y el artista esculpió una madre con su hijo muerto en su regazo; recordaba la Piedad de Miguel Angel, pero ellos la aceptaron, porque admitieron que el artista había plasmado en un bloque de piedra el "mayor dolor humano"... el escultor había realizado muy bien el encargo."

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Ana, José Rogelio ya estais juntos; los que os hemos querido, deseamos que la felicidad que se os negó aquí, la tengais ahora. Hasta pronto.

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